Diciembre es un mes de regalos y cuando estamos en la distancia no hay mejor regalo que un beso, por lo que Kissenger llegó para convertir nuestros teléfonos, en dispositivos móviles del amor.
Navidad es una época muy especial donde llenamos nuestros smartphones de dedicatorias de cariños, pero para aquellos que un simple texto no les basta y quieren hacer los mensajes un poco más reales tenemos el gadget ideal.
Kissenger, es un dispositivo que funciona como una especia de smartphone de besos y se presentó en la conferencia sobre el Amor y Sexo con Robot de este 2016. La idea es que se puedan mandar besos a distancia y que podamos sentirlo en nuestra piel gracias a la tecnología háptica.
Estos besos no solo los ves y los oyes, sino que también los puedes sentir. En realidad este es un dispositivo que forma parte de un proyecto de la investigadora Emma Yann Zhang, que se ha destinado a tratar de resolver los problemas inherentes a las relaciones de larga distancia, con este único y singular producto nos ofrece que la comunicación de las emociones sea mucho más efectiva, profunda y de intimidad a través de una experiencia multisensorial de la comunicación en internet.
La descripción de este producto es algo bastante grandilocuente, pero lo cierto es que la solución es bastante única, los docks en las que se insertan los iPhones (hasta el momento se desconoce si funciona con otro tipo de smartphones) cuentan en su parte baja con una almohadilla de silicona. Las personas que se comuniquen vía FaceTime o Skype disponen de la opción de enviar un beso no solo con texto o emoticones, sino que también sensorialmente.

Todo lo que debe hacer el usuario es besar la almohadilla y esto registrará el patrón de presión de la persona que besa para el que recibe el beso del otro lado pueda colocar sus labios sobre la almohadilla y pueda sentir la misma presión que es transmitida a través de los pequeños activadores que reproducen el patrón.
El Kissenger está pensado no solo para los seres humanos, sino como también una posible manera de explorar las relaciones entre el hombre y la máquina en un futuro. Los experimentos que se llevarán a cabo harán que este desarrollo se trate también de pasa el test de Turing de forma que un receptor intente decidir si el que ha besado a distancia es un humano o una máquina que imitaba el patrón de un beso humano.

El reto será poder establecer la diferencia entre estos besos humanos y lo de las máquinas. Sin duda, el avance de la tecnología no deja de sorprendernos y es bastante interesante lo que presenta este gadget para los amantes a distancia, sin embargo podría perderse un poco la conexión emocional entre las parejas que si viven cerca y sin duda, a mucho no nos gusta mucho la idea de besar a un robot en vez de a un humanos.
El avance tecnológico es algo que no podemos detener y que se nos plantea como algo inevitable para el futuro, la única duda que me queda es si el Kissinger tendrá como accesorios toallitas de plástico o algo similar por si algún amigo tuyo te insiste en probar el aparato con su novia… y si besas a otra persona a través del kissenger que no sea tu novia/mujer, ¿será infidelidad 2.0?